Cajón de Sastre por Mar Cueto Aller
VERSOS DE MUERTE Y AMOR
“Hasta siempre entrañable lector y motero”
A la memoria de mi tío Kiko
Que me enseñó de pequeña
La emoción y el encanto
De la velocidad y las motos.
Cierro los ojos, te recuerdo a mis diez años,
Abrazada a tu cintura
El viento eleva
el cabello en todas las direcciones.
Un hormigueo recorre gratamente todo el cuerpo.
Grito llena de euforia.
No tengo miedo.
Tú dominas la culebra de asfalto.
Entre cumbres y precipicios
encima del mundo entero.
Jardinero y labrador
de dulzuras y bellezas
nunca nos faltó tu ramo
ni tus frutas en la mesa.
Como gran samaritano
Detestaste los rituales
de costumbres y apariencias
Pero sanaste los pies de la niña de ciudad,
Que saltaba entre peñascos
Y corría por los prados
Tan ebria de libertad
Que hasta que no tenía llagas
No se podía parar.
Incansable lector
Como tú madre y hermanos,
Compartiste aventuras de mosqueteros,
Cow-boys, guerrilleros y piratas.
Que forjaron ideales
En un mundo donde buenos
Peleaban contra malos
Confundidos bajo el cielo.
Liberal hasta la medula,
Así, siempre te recuerdo,
Porque así quisiste ser
Y así, es como te queremos.
***
NUNCA TE OLVIDAREMOS
(A la memoria de la
madre de mi amiga Eva)
Nunca
te olvidaremos
Será
imposible.
La
mar de Gijón
nos
recordará tus ojos.
tan
azules e inquietos.
La
estación de Oviedo,
siempre
me evocará
tus
palabras amables,
cariñosas
y lúcidas.
El
paisaje de Pañeda,
tus
anécdotas, tu risa,
el
calor de tu familia.
Nunca
te olvidaremos,
Será
imposible.
Tan
amable, tan esplendida,
Tan
alegre y tan cordial,
Vivirás
siempre en nosotros,
Porque
siempre te querremos
A
éste
y al otro lado del mar.
***
A LA MEMORIA DE
MI TÍA ELOINA
Hace tiempo te
evadiste,
Por fin puedes
descansar,
Hoy deseo
recordarte:
Con la risa
incontrolable,
Recogiendo las
cosechas,
Volteretas por
los prados,
Los primeros
tacones que me dejaste,
Las primeras
barras de carmín,
Mis juegos a las
cantantes.
Te ayudaba con
tus miedos,
Subidas al
extraño balcón desván,
Tú desgranabas
guisantes,
Yo miraba las estrellas.
Al crecer nos
separamos,
De vez en cuando
el destino
Nos venía a
saludar,
Se iba la magia
y encanto,
Pero, ahora que
eres libre
Que no sufres
nunca más
Lo has
recuperado ya.
Mar Cueto Aller