Concurso de relatos de mujeres: Pepa Rubio Bardón
28—Agosto---1968
Es media tarde, estamos en Pola y
comienzo a sentir ligeras molestias en
el bajo vientre.
Has empezado a inquietarte. Nueve
meses a oscuras son un largo túnel y pareces buscar la luz.
Los dolores ganan intensidad y
ritmo. A pesar de ser primeriza, intuyo que estás llamando con los nudillos a
la puerta que conduce a la vida.
Tu padre, siempre tranquilo,
quita hierro a la situación y pide calma.
Ya es noche cerrada y el viaje
que has iniciado es cada vez más veloz, no disimulas la prisa.
Ha empezado a llover y tu padre y
Fernando me piden que espere a que amanezca. ¡Hombres al fin!
Siempre sumisa, obedezco, pero
con la primera luz ordeno que me lleven a la Clínica
Santa Ana.
Me recibe una matrona, pregunta
si soy primeriza y me dice que el parto será
por la tarde.
Pido que llamen al Doctor
Eguiburu. Menos mal que llega de inmediato, pues a las 10 aterrizabas.
Parece que a última hora lo pensaste mejor y
quisiste abortar la maniobra. Ya no era posible, el doctor, utilizando una
especie de ventosa, te obligó a salir, dejándote en la cabeza una gran
coronilla.
Cuando el médico llegó verme a la
habitación, me dijo: este rapaz, además de buen mozo, va a ser por lo menos
obispo. Ya no está aquí para ver que se equivocó.
Pesaste cuatro kilos y fuiste un
bebé regordete y guapetón, ya apuntabas maneras…
MUCHAS FELICIDADES: TE QUIERO
29, Agosto, 2013