Concurso de relatos de Navidad por Mª Ignacia Caso de los Cobos Galán

                                    
        MI CUENTO DE NAVIDAD


         Aquella Navidad de 1957 marcó un hito en nuestras vidas. Nos habíamos reunido toda la familia en la Casona de Villaflorida. Entre todos: abuelos, padres y muchos niños éramos 30 personas. ¿Que cómo podíamos caber allí? Pues muy fácil: los mayores tenían sus habitaciones de antaño, los niños pequeños durmieron dos en cada cama, y los mayorcitos con colchones en el suelo.

       Habíamos colocado el Belén encima del tablero del ping pong, en medio de la habitación de jugar de los niños. El Misterio era el antiguo de la familia, un tesoro que siempre se guardó con veneración. No faltaba nada: las montañas de corcho, el río de papel de plata, las casitas del pueblo, todas con su luz, y hasta el castillo de Herodes.

Los pastores habían escuchado la buena nueva por un ángel que se les apareció y les dijo: -Encontraréis al Niño en un Portal, en Belén, envuelto en pañales y reclinado en un pesebre…- y se pusieron en marcha. La noticia se propagó por toda la comarca. La mujer que estaba en la fuente tomó su botijo y, junto con el pavero, un hombre con una gallina, músicos y danzarines, se unieron a los pastores siguiendo el camino que les marcaba una brillante estrella.

Los Magos partieron de tierras lejanas, porque habían estudiado que en Belén iba a nacer el Niño Dios. Los tres, Melchor, Gaspar y Baltasar siguieron un haz de luz que vieron en el cielo. Sus ofrendas eran Oro, Incienso y Mirra.

Toda la historia la narraba con parsimonia el Abuelo, el gran Patriarca; todos le escuchábamos callados alrededor del Belén cantando después Villancicos, y entre ellos uno compuesto para ese día, al son de la Danza Prima:


Vamos todos a Belén
donde ha nacido Jesús,
está con María, la Virgen,
y también con San José.
Los ángeles cantan
con sus voces de cristal:
Gloria a Dios en las alturas
Y en la tierra al hombre PAZ.

Y al llegar la medianoche, cuando todo está en silencio, el Belén cobra vida y puede escucharse el murmullo de la gente, y el cántico de los ángeles que alabando a Dios nos llenan de felicidad.


                                  NAVIDAD 2014