El Faro por Carmen G.

4 de enero- Si me gustaran las sorpresas estaría encantado porque, en solo unas horas, hemos pasado de la más increíble calma al más inesperado temporal. Las olas baten contra las rocas con furia y el viento agota sin piedad toda la estructura del faro. Esto me produce cierta inquietud, porque ayer pude observar en mi inspección que no tiene la solidez imprescindible en estas construcciones, tan expuestas a la furia de los elementos.

Empiezo a pensar que esta no es la soledad que yo buscaba... que yo anhelaba para encontrar la paz y encontrarme a mi mismo... Ya no estoy “solo” porque me acompañan la incertidumbre y el terror. No era esto... no era esto...
Y me refugié en los confines de la tierra, aunque fue en vano.