El viento del desierto por Luis Parreño Gutiérrez

COMO EL VIENTO DEL DESIERTO.
 
            I

Cuando acaricias mi cuerpo
desnudo sobre la arena,
con tus soplos en mi piel
creo que el color moreno
me lo pintas con pincel.

Cuando me secas las gotas
que sobre el cuerpo me quedan
siento tu suave caricia
como si por mí corrieran
vientos de dulce delicia.

Cuando presionas mi rostro
intentando relajarme
mientras sentado me encuentro –
haces que me falte el aire
y revuelves mi cabello.

Cuando te mueves activa
me traes sonidos nuevos
de voces jamás oídas
que recogiste un momento
en tierras desconocidas.

Cuando sales de tu ensueño,
encerrado en el desierto
de mi piel, con tu fragancia
vas a recorrer el orbe
investida de elegancia.

Y entonces eres el viento,
no la brisa acomodada,
eres el viento que ruge,
el que el desierto no guarda,
el que rompe, silva y baila.

Y entonces eres mi viento,
mi deseo se hace magia
y en tus bucles alzo el vuelo
para recorrer contigo mil vidas
sin importar la distancia.

Y entonces volamos juntos,
tú me transportas el alma
y puedo al fin conocer
a las puertas del Edén
la verdad en tu mirada.
                                    …/…



             II 

Como el viento y el desierto
son tu cariño y el mío,
ahora brisa fresca y suave,
más tarde sueño y suspiro.

Y quizás dentro de un rato
tormenta de desatinos
que alborota una vez más
tu destino y mi destino.

Como el viento y el desierto
son tu corazón y el mío,
a veces simún salvaje,
a veces oasis bendito.

Como el viento y el desierto
llenos de calor y frío,
de vida, de sensaciones
y de amor correspondido