Encartes 2014 por Esther Bravo Pobes
Cama digital
En las situaciones límite,
me acompaña mi protector invisible: la esperanza y el aliento, la fe...
sin embargo...
un instante de dolor interior punzante, indomable y
aterrador se clavaba en mi estómago y en mi pecho tan solo con unas palabras
mal comprendidas o con los ruidos de
truenos que desde el cielo se oían, se
reflejaban, se presentían...
Recobraba la calma después de reflexionar, de gritar, de
pedir aclaraciones a la vida, a la existencia, al porqué... sin obtener ninguna
respuesta salí corriendo hacía el hospital.
Permanecía inmóvil su pierna izquierda, su mano, su mirada
perdida, su corazón...
La fragilidad del ser se dibujaba en las paredes y la
ternura salpicaba la habitación, además del cariño que invadía las partículas del aire mientras
aprendíamos el funcionamiento de la cama digital, automática... donde ella se encontraba cerca de la
ventana...al servicio de los deseos no cumplidos, a las órdenes del equilibrio,
a la recuperación del caos del universo, al destino de la vida...
Solo el silencio caminaba de los minutos siguientes, sin
comprender nada. Tan solo las caricias
en la mano, la cercanía, el apoyo, la seguridad y el amor llenaban el ser
desvalido que se elevaba o
descendía en la cama digital ahora que nos han mostrado sus instrucciones.
Los días, las horas pasan lentas, en alerta, con tensión,
con dolor, con suaves sonrisas de esperanza, con desesperación, con arraigo,
con lucha.. mientras la cama digital
donde reposa ese ser indefenso que somos:
sube, baja, se inclina, se ordena...aceptando el presente incierto y su
llamada .
Esther