Homenaje a Francisco Umbral por Mª del Carmen Salgado Romera "Mara" 2.
LOS PIES
Mis pies, esos
pies que descubrí a los pocos meses de nacer, como algo tangible, móvil, algo
que llevar hasta mi boca. Esos pies que apenas rozaban el suelo con el talón,
mientras mi padre o mi madre me sostenían por debajo de los sobacos.
Pies que, un
día, se alinearon con mi mente cenestésica, comenzando a caminar.
Pies griegos
que me acercan o me alejan de vosotros. Pasos siguiendo a pasos, anclados en
cada huella. En la calle, a pie firme, pies de plomo. A veces, en pie de
guerra. En cuanto cierro la puerta, pies descalzos, desnudos, alados,
pararrayos que transmiten la energía desde mi cuerpo a la tierra.
Pies con
montes, valles, ríos y dedos, con nombres de planetas.
Pies que besan la hierba, se
hunden en la arena, buscan el frescor del agua, transformándome en sirena. Pies
delatores del ego. En verano, coloridos, perezosos. En invierno, oscuros,
activos. Pies que relatan la vida a pies juntillas, obedecen, nunca crean.
Los pies se
lavan, se perfuman. Se masajean, se acarician. Se besan, se muerden. Se
cosquillean, se retuercen. Se escapan, persiguen, alcanzan. Golpean, duelen.
Bailan, trepan. Resisten, sustentan. Transmiten. Descansan.
Aprender a
sentir los pies. Hay que irse a vivir a los pies, para poderse ir a vivir a los
ojos. No conviene subir más de lo que se puede bajar. No se puede sesgar la
visión sobre la vida. No. Sin cimientos no hay claraboyas.
Mara
Ejercicio de imitación de un
fragmento que se refiere a los ojos del libro de Francisco Umbral “Mortal y
rosa”.