Homenaje a Gaite por Mª Ignacia Caso

LA SEÑORA DEL SOMBRERITO

A pesar de su humilde presencia, era una gran señora.
Cada día, cuando pasaba por la esquina donde estaba ubicada, conversaba con ella desde mi interior.
Me contó que había sido una gran actriz, su nombre María Petrovka, conocida principalmente por la obra “UNA DAMA TRISTEMENTE ARRUINADA”, que se había representado durante años en el Teatro Real de la capital del país, y también había recorrido otras ciudades importantes, con el mismo éxito.
Por eso habían erigido la estatua, donde se la veía con una edad avanzada, vestidos pobres pero dignos, con capelina, sombrerito y un monedero vacío entre sus manos, que ella contemplaba con desolación.
Un día deposité en el monedero unas pocas monedas, para ver si cundía el ejemplo y, cuando volviera, estuviera lleno. Ella levantó su vista hacia mí, con una mirada triste pero agradecida.
Al atardecer, cuando volví a pasar por la misma esquina, observé que no estaban mis monedas. Le pregunté si las había gastado, o algún desaprensivo acaso las había robado. No me contestó, pero pude ver cómo una lágrima resbalaba por su mejilla.
Así fueron pasando los días que permanecí en aquella ciudad. Siempre, al pasar por el mismo lugar, nos mirábamos y, en ocasiones, hablábamos del Teatro y también sobre la Música Sinfónica, que las dos adoramos, porque alimenta el espíritu.
Pero llegó el día en que tenía que regresar a mi patria. No le dije nada, sólo nos miramos intensamente y creo que comprendió, como yo, que a partir de ese momento únicamente nos veríamos en el recuerdo.