Homenaje a Machado por José Julio

Al final seremos trigo, seremos tierra; fuimos flor.

Champán francés en vez de cava,
apuro la copa en tierra extraña
no por celebración,
no con España de la guerra esclava.

Manumitir quiero a mis amigos dejados
algunos muertos, otros desamparados
¿quién puede vivir con el peso de estos pecados?

A las pruebas me remito
cuando expongo mi tristeza
en los versos que quisiera mitos.

La culpa que siento miente,
cuando el champán entra en mi boca,
que poco a poco a mi mente embota
olvidando en este lugar y tiempo extraño
que ya no hay tumbas para mi gente.

Mañana escaparía
buscando amor en las vías
que corren de vuelta a mis días.

Días en los que crecimos,
en los que enamoré las estrellas,
con mi juventud y dotes que creí eternas.

Pienso ahora en nuevos jóvenes y en ellas,
las estrellas,
que ya nuestra forma no divisan,
pues la muerte prematura nos esconde
con colores de horror en la camisa.


Mil kilómetros de ensayos,
poemas de maravillosos años,
que en los ojos de estos franceses
resultan extraños.

¡Escritura sin voz,
sin aliento, sin raíz!


Canción que huyes de tu tierra,
del todo español,
de hemorragias de terror y venas que salpican
tus anchos campos y tus pueblos bajo el sol.

¿Por qué has de huir?
¿Por qué has de dejar lo que es parte de ti?

La muerte es parte de la vida,
y ahí, donde acaba tu andar,
a tus seres queridos luchando dejas atrás.

Vendas negras, prensas
de heridas de balas que se encuentran
volando hacia víctimas indefensas.

Bailamos al son de nuestras tumbas,
paladeamos el olor del buen vino de antaño
que sacia nuestras penas soldadas por soldados.

No hablo ya de olmos, de abetos y latifundios,
pues de paz ya no sé palabras,
sólo maldigo al infortunio.

Miserable extiendo mis manos hacia el cielo,
pinto mis versos, nunca más hermosos y brillantes
pues han de ser ahora reflectantes
de una angustia e impotencia ante la guerra.

"Estos días azules y este sol de la infancia"