Homenaje a Machado por Mª Ignacia (II)

HOMENAJE A MACHADO

Partiendo desde Vetusta
viajo por Tierra de Campos,
sus paisajes contemplando.
Intenso azul en el cielo,
en la tierra espigas rubias,
y escondidas, entre ellas,
amapolas coloradas.
También la flor de lavanda,
llenando con su perfume,
dando pinceladas malva.

Nos dirigimos a Soria,
queremos pisar sus plazas,
admirando cuanto encuentro,
disfrutando de su calma.
Iglesia de Santo Domingo,
con tan hermosa fachada.
¡Cuánta belleza en la noche!
cuando está iluminada,
luce su color bermejo,
su rosetón y portada.

San Juan de Rabanera,
preciosidad del románico.
Las ruinas de San Nicolás;
San Pedro, con su gran claustro,
donde encontramos la paz.
Primero fue Colegiata,
y más tarde Catedral.
Pienso que el tiempo ha parado,
y me quedo a meditar.

Vamos a San Juan de Duero
con un claustro sin igual,
con arcos de medio punto,
más otros arcos cruzados.
Y seguimos paseando…
viendo los grandes Palacios:
El de los Condes de Gómara,
que luce su esbelta torre,
visible ya en lontananza,
y una grandiosa portada.

Saliendo de la ciudad
San Polo se queda a un lado,
donde se remansa el Duero,
junto a un paraje de álamos
que invitan a reposar.
La Ermita de San Saturio,
colgada del roquedal,
que a sus pies discurre el río.
Dicen que hizo milagros,
los de Soria lo sabrán.

Y así termino mi viaje.
En mi interior queda ya
aquello que vio Machado
con su querida Leonor,
que inspiró preciosos versos,
ya que fue su gran amor.
Esto lo mantiene vivo,
porque muerto no estará
aquél que deja un recuerdo
que siempre perdurará.