Madeja 3: La tecla + de cambio de canal del mando a distancia por Luis Parreño Gutiérrez

  

QUÉ SERÁ, SERA…

No tuve conciencia de mi poder dentro de la nomenclatura hasta que aquel mural comenzó a emitir imágenes y sonidos en la sala de pruebas donde nací junto a miles de otros como yo.

Mi disposición a aumentar o disminuir el volumen del mural me hizo creer que tenía el control absoluto sobre él, pero no. El control absoluto lo tiene el Primero de la nomenclatura, que hace que aparezcan imágenes o quede sin ellas el mural.

Con el tiempo descubrí que hay otro más poderoso que yo, pero con una sola función: silenciar el mural. Pero yo y solo yo tengo el poder de elevar o disminuir el volumen de los sonidos que salen por los laterales del mural una vez que el Primero lo ha activado.

Y aunque a veces me siento presionado, no crean que me encuentro mal. Para mí, elevar el volumen no es ningún secreto. Lo que sucede es que salvo en el mural, no tengo ningún poder sobre los volúmenes de esos seres que me manipulan y aparecen en el exterior.

Para mí es un misterio cómo se puede estar en dos sitios al mismo tiempo, dentro del mural y fuera del mural. Mi problema es que no se a quien dirigirme para que me aclare las mil dudas que tengo.

Porque, cuando los del mural corren tras un objeto redondo y lo golpean con el pie en todos los sentidos, los de fuera del mural parecen enloquecer y me presionan tanto que a veces tengo miedo de que rompan la estructura que me contiene.

En cambio, en otras ocasiones en que los del mural están tranquilamente, el volumen requerido es más bajo. Y a veces, cuando los del mural se encuentran en situaciones comprometidas y tan solo se escuchan jadeos y suspiros, requieren de mí para que apenas se escuche.

El otro día, los de fuera del mural más pequeños, aprovechando la ausencia de otros más mayores, estuvieron usando a mi compañero de estructura para moverse a través del mural y encontraron a otros que estaban sin ropa y jadeando, lo cual les debió producir una rara sensación porque requirieron de mis servicios para bajar el volumen.

Durante la sesión de jadeos, volvieron los más grandes y comenzaron a subir el volumen de tal manera, que sí deseé con todas mis fuerzas poder tener el poder de moderarlo. Creo que los gritos se debieron escuchar en sitios muy lejanos.


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Cuando más miedo tengo por mi integridad es cuando los más pequeños se pelean por la estructura que me contiene para moverse a través del mural, porque no tienen miramientos. Lo usan como objeto para agredirse e incluso a veces lo extravían entre los pliegues de una especie de escaño donde se reclinan para contemplar el mural.

No tengo conciencia de lo que soy, ni de cómo me concibieron, ni de por qué estoy aquí, ensamblado a esta estructura. Solo tengo conciencia de que controlo el volumen del mural y, quizás por ese motivo, me siento presionado.


                                                  Luis Parreño Gutiérrez  15/06/2013




Nota: Hilo conductor: La tecla + del mando a distancia. Hay diversos mandos a distancia. En este caso me refiero al común que tiene una tecla basculante para control de volumen.