Poemario de San Juan por Luis Parreño Gutiérrez


NOCHE DE SAN JUAN


En la plaza de mi barrio
se comienza a amontonar
un gran número de objetos
por la hoguera de San Juan.

Poco a poco los vecinos
vienen a depositar
aquellos trastos y enseres
que no pueden ya guardar.

Hay sillas, cajas, zapatos,
ropa vieja en cantidad,
papeles, cartón, revistas
y otras cien mil cosas más.

Mañana, cuando en la noche
el fuego quiera empezar
se quemarán tantas cosas
como cabe imaginar.

Y en las volutas de humo
que hasta el cielo ascenderán
se podrá ver elegancia,
misterio, duda y verdad.

La elegancia de las cosas
que quemadas mueren ya
tras prestarnos su servicio
durante un tiempo, no más.

El misterio de las llamas
purificando el lugar,
desterrando las tinieblas
de nuestra vulgaridad.

Y las dudas que nos llenan
creemos que marcharán
transportadas por el humo,
dejando más claridad.

Aunque la verdad se quede
y luego haya que limpiar
el humo, el hollín, la mugre
que tras la hoguera vendrán.

Pero hoy, noche encendida
eso aún no llegará
hasta que el último mozo
salte la brasa ancestral.

Y entonces sí, en ese salto
sí se purificarán
los más oscuros presagios
dejando tristeza atrás.

Que quemar lo que nos hiere
es una forma de hallar
el camino a las estrellas
en la noche de San Juan.