Tercera entrega del taller de Haikus


HAIKUS INMORTALES -3-

Veamos seguidamente algunos haikus de Yosa Buson (1716- 1784). Además de poeta fue también un gran pintor:

El riachuelo
va al este, va al oeste
entre retoños. 



Sufriendo estaba
y al subir a una loma,
zarzas en flor.


Los días lentos
se apilan, evocando
un viejo antaño.


No me alojaron.
Vi luces y en la nieve
casas en fila.


Lluvia de primavera;
¡pobre de aquel
que nada escribe!
El poeta refleja sus emociones de modo explícito y las pone en relación con los paisajes que llenan sus ojos. Se aprecia el impacto que ejerce sobre él el paso del tiempo. Sus temas favoritos son las estaciones, el camino,  las flores, las mariposas, el agua, el ciruelo, la rana…

El gran maestro Kobayashi Issa:

Vente a jugar conmigo,
gorrión sin padres. 



Hasta mis pies
¿cuándo y cómo has llegado,
caracolillo? 



Por sí sola,
la cabeza se inclina,
Monte Kamiji. 



Mi pueblo: todo
lo que me sale al paso
se vuelve zarza. 



Cae bocarriba
la cigarra de otoño
y sigue cantando. 



De no estar tú
demasiado enorme
sería el bosque. 



Las flores han caído:
ahora nuestras mentes
están tranquilas.

Añade al repertorio de asuntos la observación atenta a los pequeños animales. También refleja con claridad sus emociones.


Quizá sea éste un buen momento para recomendar el modo más conveniente de leer los poemas en general y los haikus en particular. Hay que tener en cuenta que la poesía se escribe para ser leída en voz alta, sin prisa, mejor en soledad y si es posible teniendo activo un fondo musical suave. Así captaremos bien el ritmo, la musicalidad y la emotividad que acompañan a la buena poesía. A menudo, una relectura permite saborear mejor lo que el autor quiso decir al escribir. Como los buenos dulces, es bueno tomarlos en dosis pequeñas, quedarse con esa música interior que resuena tras la lectura… y no leer todo un poemario de golpe.