Noticia de Alejandro Alonso - Aprender a Escribir

Recuerdo que hace unos años, y, que conste que no soy coleccionista de prácticamente nada, si acaso de recuerdos, recuerdos fundidos con olores, sabores, colores y otros sentidos, y que ese afán de atesoramiento es hasta ciertamente ridículo, salió una entrega de fascículos cuyo título exacto no recuerdo, pero que decía más o menos “Aprenda a escribir”.
El lema de “nadie está dispuesto a enseñar a quién no quiere aprender” es totalmente falso, ya que las editoriales, con magnificas artes publicitarias, consiguen justo lo contrario. Pero, ¿realmente alguien te puede enseñar a escribir, y cuando digo escribir, me refiero al arte de las letras tal y como si fueras un Miguel de Cervantes, una Isabel Allende, un Víctor Hugo o cualquiera de los maestros de nuestra historia? Según las editoriales sí, pero a lo que nadie te puede enseñar es a tener la suficiente imaginación para recrear personajes, caracteres, ambientes, situaciones; para eso, no sólo hace falta saber escribir, para eso hay que estar en contacto con el mundo de las musas.
La colección se pregonó a bombo y platillo, y al fin me decidí. Pase por un quiosco y compré el primer fascículo. Lleno de emoción llegue a casa y lo primero que hice fue romper el plástico que lo recubría, aparté el enorme cartón sobre el cual estaba semipegado y, ya con el fascículo en la mano, me senté a devorar su contenido. Observe y leí con detenimiento las portada y la contraportada. Al pasar a la primera página allí estaba ella. Era una frase que lo resumía todo. Aquella frase se me ha quedado grabada a fuego, y en definitiva, es casi la base y el resumen de todo en la vida -no sé si la frase es exacta o no, pero yo la recuerdo algo así-: “Para aprender a escribir la mejor manera de hacerlo es, escribiendo”.
Leí el resto del fascículo, y tras comprobar que lo más reseñable era aquella frase, mis ilusiones contrariamente a lo que podía pensar, no se vieron frustradas, al contrario, aquello fue una comprobación más de la estupidez humana. Si quieres vender unos fascículos para “aprender” –enseñar- a escribir, no digas que la mejor manera de hacerlo es escribiendo, eso es de tontos. Ni que decir tiene que no compre ningún fascículo más.
Borges decía que todo lo que había leído era aún más importante que todo lo que había escrito, pero tampoco es una frase para tomarla al pie de la letra, ya que hay escritores que son poco o muy poco lectores. Quizá esta frase de Borges tiene otro sentido, si la aplicamos de otro modo: escribir es siembre leer, ya que al escribir lo que hacemos también es leer, leer aquello que hemos escrito.