Alter Ego de Luis Parreño Gutiérrez


YAGUAR

Cabeza grande, ojos luminosos, largos colmillos, agilidad felina, ese soy yo. En un ágil salto subo a los árboles, en un silencioso movimiento atrapo a mis presas y las devoro para saciar mi apetito.
No mato por placer, aunque ser un súper depredador me hace responsable de la regulación del ecosistema en que habito. Sé que soy un solitario, que a pesar de tener muchos primos felinos por estos andurriales no me relaciono especialmente con ellos. Vivo y dejo vivir.
Me apareo poco y quizás ése sea el motivo por el que no hay muchos de mi especie, aunque el territorio por el que me muevo es muy extenso. Desde el sur de Méjico hasta la mitad de Argentina, me paseo y enseñoreo inmensas extensiones de caza.
Hay muchas leyendas que relacionan a mis antepasados con dioses. Una especialmente me tiene intrigado, dicen unos humanos que son descendientes directos de mi estirpe porque una de sus hembras se cruzó con uno de nosotros y alumbró a un hombre-yaguar.
He sido adorado y divinizado por grandes civilizaciones ya desaparecidas. Aún encuentro en rincones ignorados de estas selvas piedras que tienen mi forma, mi cara y mi misma mirada, supongo que para asustar a los incautos que se adentran en la espesura.
Tengo enemigos como todo cazador que se precie. Pero a quien más temo es a los humanos que no moran en estas espesuras. Ellos tienen extraños aparatos que producen un ruido tremendo, asustan a las presas y aquellas que son abatidas por ellos mueren como picadas por un solo abejorro.
Soy Yaguar, primo del leopardo, primo de la pantera y enemigo de todo lo que se arrastra y no es capaz de seguir mi veloz carrera al perseguir una presa o al huir de esos humanos y sus extraños aparatos.


Yaguar, durante el mes de Enero 2019.