Alter Ego por Alejandro Alonso Cabrera (Jany)


KOVO

De las tierras de los dioses he sido enviado, no sin oponer mi causa. No ha sido por agradado, nuestro consejo, y por cuasi unánime decisión -bajo presión y amenaza, evidentemente-, ha tomado el fallo de este viaje. Por supuesto que condiciones he puesto: las costas no recaerán sobre mí, no vilipendiaran mi casa ni a los míos. Y bajo esa premisa, emprendo este viaje.

No es el primero, ni el último será. Todo lo que sé, lo he aprendido en mis viajes. Ahora estoy más tranquilo pero nadie me impide que ejecute mis nueve o diez viajes al año más allá de nuestras tierras. Entender, razonar, aprender, es el valor de estos viajes.

Me despido de la casa. Mientras voy dejando atrás las altas tierras de los dioses, dejo el valle, dejo la familia, dejo el consejo. ¿Qué será de ellos sin mi supervisión? Rotum gastará lo indecible, Pagus nos llevará a la ruina, Apostum perderá, siempre pierde. ¿Qué será de ellos?

Sí, dioses son, pero sin juicio ni medida. Afortunadamente tengo el apoyo de Reservo que vigilará los tesoros y de KalKu, que impedirá que no se toque más que lo imprescindible. No me voy tranquilo, esta vez no. Algo se trama a mis espaldas, de ahí lo inesperado de este viaje.

“Kovo, yo te daré nuevas si ocurriera algún imprevisto”. Así habló mi mujer, la bella Frakiona. Siempre me llama por mi diminutivo; dice que mi nombre queda mejor así y es más fácil de pronunciar. Hasta en las altas esferas me conocen por Kovo.
Otkovomir es mi nombre, soy dios de la economía. Pero, porque lo dice ella, mi esposa, pero tampoco es que sea difícil ni demasiado largo para pronunciar, yo creo que le gusta fraccionar.

La bolsa está repleta, hay cuantiosos beneficios, es lo que la economía aprendida en mis viajes y bien aplicada tiene. Pero sin mi supervisión, y ese ir y venir de dioses de un lado para otro, esos corrillos, las voces apagadas, murmullos, me dan muy mala espina. ¿A qué viene ahora este viaje? ¿Qué sentido tiene adentrarme en las tierras de Barrota, del que nunca quiso acuerdo o comercio?

Alejada está ya mi casa. Me acompaña Tenorikus, un pequeño dios a modo de bardo sobre su montura, un Hercinia, dos fieles hipocampos de nube y mi sagaz y veloz Turul, sin escoltas ni guías. Por supuesto que los cuervos Hugin y Munin, en la distancia, nos acompañan, siempre con su única misión de informar al consejo, de informar a Wotan. No me dijeron que nos acompañarían, pero los he visto tras nosotros desde el momento en que salimos.

Enviaré nuevas al amanecer, así me lo exige el consejo, aunque supongo que los cuervos ya habrán dado buena cuenta de ellas.

¿La misión? Hasta no estar en las tierras de Barrota, no dispondré de tal información, ciego camino.

De nuestras tierras al norte de Europa viajamos al este. Al igual que mi tierra, Barrota está rodeada de alta montañas, en un precioso valle azul. Nunca he estado allí, y, si no fuera por esta extraña misión, creería que esta sensación de desasosiego, de nervios, es por la novedad de conocer un mundo nuevo.

Debo terminar por hoy esta bitácora, la noche acecha.