Caleidoscopio por Luis Parreño Gutiérrez



VISIÓN DEL CUADRO DE SEURAT

Los colores. Lo primero que me llama la atención son los colores. Acostumbrado al verde salvaje de mi jungla, esos colores tan flojos hacen que todo parezca una ilusión. Pero claro está, viendo tanto humano con formas tan raras, creo que la jungla de ellos no es la misma que la mía. Las aguas son mansas y no parecen albergar mucha vida en ellas.
Parece que se deslizan unas extrañas formas de colores y blancas. Si no fuera por eso, sus canoas son algo raras pero sirven para la misma función que las de los habitantes de mi jungla.
Salvo uno o dos machos, el resto parecen hembras y crías de corta edad. Es extraño que las hembras humanas tengan ese bulto hacia la parte trasera de sus cuerpos. Se diría que están esperando crías, pero están tan erguidas que no se sabe muy bien si es su forma original o es una postura de cortejo como la de algunas aves de mi entorno.
Identifico a los machos por un tocado que llevan sobre sus cabezas. Es diferente del que llevan los que visitan mi jungla, pero debe servir para lo mismo, para calentar sus rasas cabezas, ya que casi todos carecen de pelo en la parte frontal y el clima de su tierra suele ser menos caluroso que el de la mía.
Y esas extrañas formas que llevan las hembras en la mano, que se prolongan hacia arriba, acabando en una extraña hoja abierta, debe servir para que la luz del sol no las dañe. Sí que son delicadas. Entre los ropajes que llevan puestos y ese aparato, no durarían mucho en mi entorno.
Seguro que una banda de titis las llenarían de salivazos y las aporrearían con frutos de los árboles hasta hacerlas chillar como cotorras. Y seguro también que sus machos sacarían esos tubos de trueno para ahuyentar a los impertinentes monitos.
Todos están ociosos, sin apenas hacer nada, manteniendo sus posturas casi sin cambios. No parece que haya ningún peligro al acecho y se respira confianza en el entorno. Supongo que su mundo, el de los humanos, es totalmente diferente y sin ningún tipo de sobresaltos, no como el mío. Bueno, es hora de buscar comida. Quizás en otro momento pueda volver a recrearme con una visión tan rara. 
Yaguar, en plena jungla, 21 enero 2019
Nota: La visión la contemplaba un humano sentado plácidamente bajo un árbol, mientras una fila de hormigas rojas se iba subiendo por dentro de su ropa. Mañana veré cómo queda la cosa…