Caleidoscopio por Mª Evelia San Juan Aguado


EVELIA Y SEURAT


Mientras mi pequeño se alimenta de mí me dedico en esta mañana fresca a observar los trabajos de un grupo de obreros diseminados en algunas zonas del paseo, que se afanan en instalar grandes paneles. Parece que será una exposición para ser admirada por todos los viandantes, me gusta esta idea.

No me va a quedar más remedio que conformarme con la visión del cuadro sito delante de mí, estoy anclada al suelo. ¡Gracias, de todos modos!

Ante mi vista un gran parque situado junto a una superficie acuática que podría ser un enorme lago o un río. El agua está en calma y puedo ver navegando diversas naves: de vapor, de vela e incluso una barcaza de remos que lleva de paseo a varias personas. Al fondo hay una zona blanca que podría ser un embarcadero. Junto a la orilla algunos niños observan curiosos.

Parece una mañana primaveral, las praderas y los árboles verdean en dos tonos, están nítidas las zonas de sol y de sombra. Abundan los paseantes, los niños juegan y se ven perros que siguen resignados el ritmo de sus dueños. También se ve un mono que va atado, está en el suelo.

Me sorprende ver a los hombres en actitud de ir acompañados por sus señoras, pero a ellas no las veo: son como siluetas extrañas tocadas con sombreros y que van debajo de los paraguas. Si duda es una jornada festiva, no hay más que ver las ropas elegantes de la mayoría de la gente, los sombreros altos de ellos, las vestimentas de los niños, hasta me parece aspirar el aroma mixto de las plantas y los perfumes de las personas.


Mª Evelia San Juan Aguado