El ascensor por Mª del Carmen Salgado Romera -Mara-


LA SOMBRILLA VERDE


Me va a estallar el corazón. Quiero salir de aquí. Que alguien me ayude. Ayuda. Socorro. No puedo más. Calma. Calma. No puedo. Venga, calma... el ascensor no va a caer, un ascensor no puede caer. Te sacarán. No puedo. Mi corazón. Venga, te oirán. Sigue golpeando. Siéntate. Mi cabeza. Mi cabeza. Calma, calma…Respira más despacio. Venga. Contén el aire. ¡Maldito útero de hierro, déjame escapar! No puedo. Socorro. Ayuda. No puedo más. Todo se nubla. ¿Qué es esto? El ascensor se mueve. Se mueve cada vez más deprisa. Voy a estrellarme. Voy a morir. Oh, Dios… Pero, no. Un ascensor nunca puede estrellarse. Y no está cayendo. Se mueve, pero no cae. Se mueve, pero no sube. No baja, no sube, pero se mueve. Oscila como un péndulo. Ahora gira como una rueda. Hay una rueda girando dentro de mi frente. ¿Me estoy volviendo loco? ¿Qué es esa nube blanca? ¿Qué quiere Ud.? ¿Por qué me mira así? No se acerque. Todo se disuelve en una bruma. Todo menos la figura de esa mujer. A cámara lenta me atraviesa el corazón con la punta de su sombrilla verde, pero no siento nada. Su cuerpo pasa a través del mío como un holograma. ¿Qué es esta oscuridad? Quiero que esto pase. ¿Qué me ocurre, dónde estoy? ¿Qué son esas voces?

-¡Dadle aire!

¿Aire? Veo oscuros contornos de personas recortados contra la luz. Alguien agita un papel sobre mi cara. Poco a poco distingo rostros que se inclinan sobre mí y hablan entre ellos. Agua, sí. Quiero agua. Mi garganta, mi boca, mis labios están resecos. Tiemblo y noto el chorro fresco resbalar por mi barbilla, por mi cuello. Quiero gritar. Quiero llorar. Me duele el pecho. Los zumbidos de mis oídos se van acallando. La rueda gira más despacio, pero palpita dentro de mi
frente. Todo va bien. Todo está bien. Sí, ese hombre que me ayuda vende fruta. En el edificio de al lado. Pero… este no es mi ascensor. Este no es mi portal ¡Estoy en Goya! Sí, más agua, más agua. No, no llaméis a la ambulancia. Gracias. Gracias a todos. No, iros ya, dejadme en paz… ¡Déjame levantarme! Ya me voy yo solo. Quiero irme a casa. Quiero dormir. Solo dormir. Mi cama. Mi mujer… Mi mujer… en casa. Paquita. En el tercero. No, derecha. Sí, de Manet. ¿Qué cuchichean? No, tranquilo, no me muevo. De acuerdo, espero a la ambulancia. Por favor, no os vayáis. No me dejéis solo con esa mujer, antes me clavó su sombrilla. ¿Ves? Aún atraviesa mi cuerpo. Agua, agua…


Mara