La caja de Pandora por Mª del Carmen Salgado Romera-Mara-

CAMPAÑA “SALVEMOS LAS POSADERAS”

Y no me refiero a las posaderas que atienden en los mesones, me refiero a que, con la próxima llegada de la primavera –cuando tenga a bien-, las mujeres empezaremos a utilizar con más frecuencia faldas, e incluso minifaldas. Y crecerá la demanda de consultas dermatológicas. ¿Por qué? Por la costumbre, cada vez más extendida, de utilizar los asientos públicos como reposapiés.
En los bancos de calles y jardines, parece que está de moda  sentarse en el respaldo de los bancos y pisar la zona de asiento con la suela de los zapatos sucia de restos de cacas de perros -¿por qué no se recogen?-, esputos –hay gente cuya mente sigue en la Edad Media- y suciedad en general. O dejar que los niños se suban sobre ellos –las suelas de sus zapatos igual es que no manchan-.
En los autobuses y en los trenes  es penoso ver que las tapicerías cada día están más sucias y deterioradas y resulta violento tener que decir a esas personas carentes de educación y respeto por el prójimo que, por favor, quiten sus pies de allí. Luego, si no llevas a mano un pañuelo de papel para limpiar el asiento, te  llevas su porquería en tu abrigo. O en el pantalón. O directamente en los muslos, cuando empecemos a desabrigarnos. Bueno, también puedes optar por no sentarte, no vaya a ser que si les dices que los asientos no son para poner sus zapatos se sientan ofendidos, faltaría más. Y la solución no debería pasar, creo, por poner más vigilancia si no porque esas personas sean más conscientes de que existen “los demás”.   
O por comercializar un pañuelo con la siguiente leyenda “Anti-guarros” para colocar sobre los asientos de los espacios públicos cuando vayamos a sentarnos. A ver si así se dan por aludidos...

Carmen Salgado Romera